Hablamos con Juan Pablo Escobar: “He gestionado la marca más negativa del mundo”

Un momento de la entrevista con Juan Pablo Escobar

Su historia, pero sobre todo su visión, tiene mucho que aportar a una audiencia profesional como la del marketing y la comunicación. 

El pasado de Juan Pablo Escobar -el único hijo varón del narcotraficante y criminal colombiano Pablo Escobar- es un hecho mundialmente conocido. Pero su presente representa la capacidad de transformación hacia el propósito que cada uno siente o el valor que quiere aportar a la sociedad. 

Pudimos escucharle en el primer congreso LQDVI Corporate, de la Fundación Lo Que De Verdad Importa. Un encuentro en Madrid que reunió a profesionales del mundo de la empresa con la premisa de difundir valores como herramientas emocionales para fortalecer el liderazgo, fomentar la cultura corporativa y reflexionar en torno a cuestiones sociales de relevancia. 
En dicho contexto, el hijo de Pablo Escobar concedió unos minutos de su tiempo a Reason.Why para mantener una conversación en la que se mostró cercano y sincero, nos trasladó su visión sobre la gestión de marcas, el propósito real o el impacto del prohibicionismo.

RW. ¿En qué momento dejaste de intentar reparar el pasado para empezar a liderar tu presente?

Esa reparación del pasado increíblemente continúa, porque cotidianamente descubres a víctimas o personas que sufrieron la violencia de mi padre. Es algo a lo que no puedo renunciar y sigo en esa labor. Pero, en paralelo, voy construyendo mi presente y, por ende, mi futuro. No me he quedado solamente con mi mirada en el pasado porque uno no puede ir hacia adelante mirando para atrás. Sin embargo, siento todavía la responsabilidad y el compromiso de seguir hablando con las víctimas de mi padre hasta dar con la última. Ese será el día en el que el pasado quede definitivamente atrás.

RW. Esa experiencia vital habrá configurado de alguna manera tu mente de forma distinta a la norma. ¿Es diferente tu respuesta a la de otros sobre lo que de verdad te importa?

Me importan el respeto, el amor… Te tienes que respetar a ti mismo, pero también a los demás, sus ideas, sus creencias y a la vida misma. Se ha perdido el valor del respeto y nos hemos acostumbrado a faltarnos socialmente. Son valores que hay que recuperar, pero yo creo que no se han perdido en un limbo. ¿Cómo hacerlo? Practicándolos y siendo ejemplo de ellos. Y esto va muy de la mano del amor, porque respetando a alguien estás haciendo una demostración de amor por el otro.

RW. Desde hace varios años has tratado de crear este legado a través de comunicación. Es inevitable preguntarte por qué y, suponiendo que has contado con una estrategia o un plan para seguir avanzando, ¿qué es lo que más te ha costado conseguir en ese camino? ¿Y lo que más te ha sorprendido?

Lo más bonito de todo es que no hay estrategia porque, cada vez que lo intenté, no funcionó ningún plan. Aprendí que tienes que hacer las cosas con el corazón y lo único que importa es la intención que hay detrás de lo que estás haciendo. Cuando me quité el estrés de ver que el plan no se estaba llevando a cabo, o que la estrategia no estaba funcionando, las cosas empezaron a irme bastante mejor. 

“Cada uno traemos una marca como personas y debemos ser reconocidos como individuos”

Estamos hablando de marcas y yo debo decir que traigo una de las más negativas del planeta. Pero revertir eso hubiera supuesto absolver a mi padre. Simplemente, cada uno traemos una marca como personas y debemos ser reconocidos como individuos y no como corresponsables de las acciones de nuestros padres. Cuando los hijos cometen un crimen hacen responsables a los padres de ello, pero no debería ser al revés. Yo he asumido la responsabilidad moral de los crímenes de mi padre porque siento que es la única manera de sanar y poder mirar hacia adelante sin necesidad de revolver el pasado desde el odio o el resentimiento. A través de la búsqueda del perdón no quiero propiciar el olvido de esas historias, sino todo lo contrario. La memoria es importante, pero no darle ese espacio al perdón también es un error porque estarías perpetuando dentro de ti el dolor que te ha causado el victimario.

RW. Hablas de ser genuino, sin un plan definido para que todo fluya. ¿Pueden las marcas absorber este enfoque tuyo? Porque dentro de una compañía tiene que haber planes estratégicos, pero a veces se puede pecar de propósitos o valores un poco impostados. O parece que todas las empresas tienen que tener un propósito…

Entiendo que tiene que haber un plan, pero siento que se empieza a perder la autenticidad y se ven sobreactuaciones. La gente no es idiota cuando percibe a las marcas, así que todo sale mejor cuando lo hacen de una manera más natural, más humana, menos rodeada de máquinas o de pensamientos maquiavélicos. Vuelvo al origen: lo que importa es la intención de lo que hagas y creo que es lo que la gente va a percibir. ¿Con que intención dijiste algo o lanzaste una campaña, hacia dónde querías apuntar?
No soy experto en marcas, pero sí soy experto en manejar la marca más negativa del planeta y creo que, dentro de todo, he tenido algún éxito en ese aspecto. Pero lo he hecho desde el ejemplo y el corazón, no desde la estrategia. Dejé de memorizar discursos justamente porque eso le agrega un estrés a mi vida que no necesito. Si sé lo que quiero decir y detrás de todo hay una buena intención, no tengo que preparar un discurso.

RW. Sobre todo también porque tienes una verdad, ¿no?

El evento de hoy no lo tengo preparado. Si tengo que consultar la verdad, ahí va a estar siempre. No tengo un libreto que seguir, simplemente adapto lo que cuento al público que me va a escuchar. Porque no vas a decir a los empresarios “pórtate bien”.

RW. Bueno…

Bueno, eso daría para otra conferencia. Pero sí creo que la juventud es siempre más potable para el cambio porque están por decidir qué quieren hacer o cuáles son sus sueños. Con empresarios apelas a otras cosas, contando puntos de la historia con los que se vayan a sentir identificados, como cuestionar qué es el éxito para ellos. Porque a veces no nos hacemos esa pregunta. O una que creo que es más importante: ¿hasta cuándo y hasta cuánto es suficiente? ¿Cuál es el límite de tu empresa, de tu ambición? ¿Le has puesto algún límite? ¿Con cuántos millones en la cuenta te sientes satisfecho? Y si no hay un techo, ten cuidado con el tamaño de tus sueños no vaya a ser que después vuelvan y te aplasten.

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RW. Una última, quizá sea un tema algo conflictivo y puedes no responder pero ,últimamente, en el contexto empresarial se está entendiendo la química, la droga, desde un prisma cognitivo. Incluso espiritual. ¿Hay diferencia entre narcotráfico y droga? ¿Hay un futuro en el que la droga pueda ser una herramienta?

Hemos estigmatizado las drogas. Ahí sí hay un plan y una estrategia para demonizar estas sustancias. Convengamos que no son buenas las drogas, pero la que más vidas mata por año está legalizada y es el alcohol, que está en todas partes y no pasa nada. Yo no invito a que volvamos a prohibir el alcohol. Llevamos casi 200 años experimentando como sociedad con el tema de la legalización y la prohibición y con las drogas siento que hemos utilizado la estrategia incorrecta. 

“Lo correcto sería declararle la paz a las drogas”

Lo correcto sería declararle la paz a las drogas. No digo que sean buenas, pero con el alcohol ya hay regulación, educación y prevención. Tres cosas que no consigues en las drogas ilícitas y eso las hace más dañinas, hasta el punto de que encuentras cocaína con fentanilo. Al no estar reguladas, estás garantizando que sean de la peor calidad para el consumidor.
Y cuando sigues con estas estrategias, te chocas siempre con la misma pared. La prohibición despierta la curiosidad. Ojalá algún juez prohíba mis libros (risas). Sería la mejor manera de demostrar que aquello que prohíbes es lo más apetecible. Declarar la prohibición de un producto es no conocer el instinto mental de un ser humano.

RW. La manzana del Edén.

Por supuesto, yo quiero ir al Edén a probar eso. Es perfecto el ejemplo, de ahí venimos. Y desconocer eso es incitar a que los demás sigan consumiendo, destruyendo su salud. La educación es la herramienta más eficaz que hay para enfrentar el tema de las drogas. Yo estoy a favor de la regularización de todo tipo de sustancias. 4 millones de personas fallecen al año según la OMS a causa de las drogas y 3,8 son por el alcohol. El prohibicionismo es lo que garantiza una altísima rentabilidad a los productos del narcotráfico, que son muy baratos de producir pero se encarecen porque alguien dice que eso hay que prohibirlo. Por eso busco urgente alguien que prohíba mis libros.

RW. Ojalá ocurra, estaremos muy pendientes.

Sería como prohibir la tortilla española. ¿Crees que se va a dejar de vender? Su calidad va a bajar, su precio va a aumentar y se va a generar corrupción porque todo el mundo va a querer seguir consumiendo la tortilla. La curiosidad desaparece si quitamos el prohibicionismo.

 

Con la paradoja nos quedamos. 
Si prefieres escuchar la entrevista a modo podcast, aquí la tienes:

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