Los reality shows, que forman parte del entretenimiento televisivo desde hace décadas, han ido ganando peso en la forma en que las personas imaginan y experimentan el mundo. Títulos como “Operación Triunfo”, “Gran Hermano" o “Masterchef” siguen siendo, años después de su estreno, parte de la programación de televisión habitual y reúnen en torno a sus propuestas a millones de espectadores. Es un éxito construido sobre la capacidad de adaptación y la búsqueda de fórmulas para atraer la atención.
Sobre la evolución experimentada por el género y su impacto social ha reflexionado Jaume Vilalta, Director Comercial del Grupo Banijay -que agrupa productoras como Gestmusic, Shine Iberia o Endemol- durante una conversación con Íñigo de Luis, Director de Estrategia en Arena Media. La charla, titulada “Realidad, simulacro y juego", tuvo lugar en el encuentro de In Real Life (IRL), el proyecto con el que Arena está explorando cómo los medios y la industria publicitaria configuran la realidad y la forma en la que las personas entienden el mundo. Junto al laboratorio de investigación cultural Célula Lab, Arena Media ha llevado a cabo una minuciosa indagación para tratar diferentes áreas.
En este encuentro se abordaron las tres primeras áreas y se estructuraron en tres bloques de contenidos: la era de la imagen y la vida light en la que vivimos inmersos; el mundo como espectáculo sobre la relación cada vez más estrecha entre la realidad y la ficción; y la realidad como simulacro, sobre la evolución y el éxito de los reality shows. A continuación recogemos lo planteado en este tercer y último bloque.
Las claves del éxito de los reality shows
Para Vilalta el éxito de los reality shows se basa en un aspecto esencial de la naturaleza del ser humano, que es el interés por conocer qué les pasa a otras personas en ciertas circunstancias. Se trata de una fórmula de entretenimiento construida sobre emociones como la curiosidad y la intriga, o sensaciones como el suspense.
No obstante, los realities trabajan con otras emociones adicionales. Por un lado, ofrece la incertidumbre, lo imprevisto y no conocer qué es lo siguiente que va a acontecer, pese a que todos los programas guardan una estructura y siguen una dinámica similar. Por otro lado, la excitación que brinda la posibilidad de poder influir sobre el destino de los concursantes, principalmente a través del voto para la expulsión.
“Cada formato ha conseguido encontrar un gancho diferente, algo que lo hace único”
“Creo que una de las virtudes de los realities es su capacidad para reaccionar ante cualquier situación, esa es la clave que los ha hecho mantenerse actuales y relevantes”, comentó Vilalta. “Muchos piensan que los realities se ven por morbo, pero cada formato ha conseguido encontrar un gancho diferente, algo que lo hace único y que conecta con la audiencia”.
En el caso de “Gran Hermano”, según el directivo, sería el poder del voto; mientras que en “Supervivientes”, sería la adrenalina y la curiosidad por saber si llegarán al término de la experiencia. Por su parte, en “Masterchef” el atractivo sería el espíritu de superación de los concursantes, y en “Operación Triunfo", el fenómeno fan y la construcción de comunidad.
La atracción de los espectadores por los realities también reside en la inteligencia a la hora de generar espectáculo casi en tiempo real, gracias a la identificación de las tramas e historias que surgen de la convivencia de los participantes, o la evolución del juego o concurso. En este sentido, son capaces de construir una narrativa adaptándose a los cambios y ampliarla mediante su integración en la parrilla de la cadena o la incorporación de elementos externos, como los espacios de tertulias.
Un caso de evolución tecnológica
El género también se ha visto impulsado por el desarrollo tecnológico y la manera estratégica en la que ha incorporado e integrado las diferentes herramientas. Así, los realities ya no se ven sólo en televisión, como ocurría a principios de siglo, sino que ahora también pueden disfrutarse en canales online de retransmisión 24 horas; o mediante fragmentos audiovisuales publicados en redes sociales como Instagram o TikTok. Incluso pueden contemplarse bajo demanda en las nuevas versiones que han acuñado los servicios de streaming.
Más allá de la forma de consumirlos, los realities también han abrazado diferentes mecánicas para impulsar la interacción y la participación por parte de los espectadores. A lo largo de los años, a las primeras llamadas para decidir el destino de los concursantes se sumaron los SMS y después se han unido los sitios web, las redes sociales o las aplicaciones móviles.
Vilalta ilustró este incremento de la participación del público compartiendo una anécdota relacionada con la edición de “Operación Triunfo” 2017. Mientras contemplaba la retransmisión en directo del reality, un espectador se percató que la cantante Aitana se había dejado unas planchas del pelo encendidas al terminar de arreglarse. Publicó un mensaje en Twitter -ahora X- mencionando a Noemí Galera, Directora de la academia, advirtiendo de la situación. Gracias a esto, el equipo del programa pudo intervenir y salvaguardar la integridad de los concursantes y las instalaciones.

“También ha cambiado la relación con las marcas y la manera en que éstas piensan que pueden formar parte del universo de los realities, interactuando con el contenido y con los espectadores”, añadió el Director Comercial de Grupo Banijay. Esta relación ha pasado de la publicidad más tradicional en forma de inserciones a experiencias interactivas, sorteos o, incluso, el uso de la inteligencia artificial.
El impacto social de los realities
La adaptación y evolución de los realities ha hecho que el género no sólo gane adeptos, sino que han impulsado su impacto social y su influencia en las percepciones. “Los realities han tocado la realidad y han tratado con normalidad temas que, incluso la propia sociedad, no abordaba. Cuestiones como la igualdad, la diversidad o la tolerancia”, señaló Vilalta.
Es por ello que los realities seguirán formando parte del mix de entretenimiento de los consumidores, acogiendo y alimentándose de la realidad. Al mismo tiempo, continuarán ayudando a dar forma a esa realidad en la que viven. El directivo, no obstante, asegura que serán una pieza más en un panorama completo y complejo.
“De igual forma que la tele no ha acabado con la radio, ni las redes sociales con el streaming, el reality seguirá aportando, y evolucionará hacia todos aquellos espacios que permitan enriquecer la experiencia”, apuntó Jaume Vilalta. Según su visión, el género también ganará complejidad, especialmente en lo que respecta a la incorporación de la subjetividad del espectador, de tal manera que le hagan sentir parte o, incluso, protagonista del entretenimiento que proponen.
“Al final, la realidad es que entretienen y que a la gente le gusta verlos”, concluyó.
Si quieres ver la conversación completa, la tienes en el siguiente vídeo:
Si prefieres escuchar el audio este encuentro, aquí te lo dejamos en formato Podcast: