Ni que se hurgue la nariz ni que coma un bocadillo que alguien ha tirado al suelo y ha picoteado una paloma evita la atracción de dos mujeres por los pantalones que luce un hombre. La escena, impregnada de un marcado humor absurdo, da a conocer las prendas de la marca de alta costura Olga Basha y propone una forma diferente de promocionar vaqueros en el sector de la moda. 

El spot, no apto para personas escrupulosas, se lanzó a principios del mes de octubre y fue dirigido por el dúo Matias & Mathias, de la productora Epoch Films. Con él la marca, que podría enmarcarse en la categoría de lujo, se aleja radicalmente de las convecciones narrativas y de la estética brillante, estilizada y pulida por la que habitualmente apuesta la industria de la moda, y se inclina hacia lo grotesco y lo incómodo, generando con ello efectos sorpresa y una alta memorabilidad

Olga Basha crea humor a partir de lo inesperado. Y es que inicialmente presenta a dos mujeres que desde la ventana de una cafetería contemplan a un hombre por el cuál una de ellas tiene un interés amoroso. Pero la historia da un giro hilarante cuando empiezan a revelarse hábitos poco agradables del joven. Las chicas son capaces de pasarlos por alto gracias al atractivo de sus vaqueros. 

El anuncio puede entenderse como la continuación del lanzado por Olga Basha en enero de este año. Aquél mostraba la interacción entre un hombre y una mujer, pero la química entre ellos se diluye cuando se descubren los dedos de los pies inusualmente largos de ella. Con todo, los vaqueros de Olga Basha prevalecen. 

Las creatividades pretenden alinearse con la propuesta de la marca. Y es que Olga Basha crea una serie de lotes limitados cada temporada, recurriendo a tejidos vaqueros cuidadosamente seleccionados de excedentes de producción. La intención sería, por tanto, trasladar esta diferenciación a la propia comunicación de las prendas. 

El enfoque permite a Olga Basha competir en la categoría en creatividad y personalidad, en lugar de en valores de producción o respaldo de celebridades. Además, el humor aporta cercanía y autenticidad a la marca en un segmento que suele ser percibido como aspiracional, exclusivo e, incluso, artificial.