Si en un In-N-Out el pedido anterior es el número 66, el siguiente ya no será el 67. Saltará directamente al 68. La cadena estadounidense de hamburguesas ha decidido eliminar el número 67 -y también el 69- de su sistema de pedidos tras semanas de escenas caóticas provocadas por un meme adolescente que ha escapado a cualquier intento de explicación racional.

La decisión llega después de que numerosos vídeos se hicieran virales en redes sociales mostrando a grupos de adolescentes esperando expresamente a que el personal dijera “six-seven” para estallar en celebraciones exageradas dentro de los restaurantes. Según confirma People, empleados de In-N-Out aseguran que el número lleva aproximadamente un mes sin utilizarse, precisamente para evitar estas situaciones.

El fenómeno no tiene un significado concreto. De hecho, esa es parte de su fuerza. El “6-7” -pronunciado six-seven, no sixty-seven- se ha convertido en una expresión omnipresente, repetida hasta el agotamiento por la Generación Alpha como una especie de broma interna sin contenido semántico. “Quizá su rasgo más definitorio es que es imposible de definir”, escribió Dictionary.com al nombrarlo palabra del año, describiéndolo como “absurdo, omnipresente y carente de sentido”.

El origen del meme se remonta a finales de 2024, con la canción “Doot Doot” del rapero Skrilla, en la que repite el verso “6-7, I just bipped right on the highway”. Poco después, un vídeo de un adolescente gritando “6-7” en un partido de baloncesto se viralizó, y desde ahí el fenómeno adquirió vida propia. Las búsquedas del término comenzaron a dispararse en junio y, desde entonces, se han multiplicado.

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Mientras In-N-Out opta por borrar el problema del sistema, otras marcas han preferido subirse a la ola. Wendy’s y Pizza Hut lanzaron promociones de productos a 67 céntimos, y Domino’s ofreció una pizza grande por 6,70 dólares, intentando capitalizar el código cultural del momento. Una estrategia que, paradójicamente, suele acelerar la caducidad del meme entre los adolescentes.

In-N-Out, en cambio, ha elegido la vía pragmática. A partir de ahora, tras el 66 vendrá el 68 y después, el 70. Una pequeña modificación operativa que revela cómo un meme aparentemente inofensivo puede alterar dinámicas físicas, comerciales y sociales, obligando incluso a grandes marcas a adaptar procesos internos para mantener el orden y evitar un problema logístico.