Co-Founder Spinoff Carlos Murillo

Una cosa es vender y otra permanecer

¿Cuál es el objetivo principal de una marca? 
Si tu primer pensamiento o respuesta ha sido “vender y ganar dinero”, estás en lo que respondería el 90% de la gente. Una empresa sin beneficios dejaría de existir, claro. 
Si has ido un paso más allá, este artículo te interesa.

Soy la marca de moda en un mundo “hiper”

Vivimos en un mundo hiper. El consumidor busca la hiperpersonalización, la hiperexperiencia, la hiperconexión, el hiperconsumo… 

Todo a demanda y en tiempo real. 

Es tal la cantidad de impactos, de información, opinión e influencia a la que nos vemos sometidos en la actualidad, que nuestro criterio como consumidores cada vez es más volátil y difuso. Compramos porque lo vemos en redes constantemente o nos lo han recomendado porque todo el mundo habla de ello. Dentro de una semana se esfuma porque ha aparecido algo diferente e incluso a veces es una contracorriente. Esa nueva corriente pasa y se lo lleva todo. 

La velocidad con la que los gustos del consumidor cambian y las modas pasan hace que las marcas vayan con la lengua fuera, reaccionando a las tendencias casi efímeras e intentando calmar la sed de dopamina de los consumidores.

En este escenario, florecen muchos proyectos por oportunidad y posibilidad. Marcas que nacen para alimentar estas tendencias con grandes y transitorias cuotas de mercado. Gafas de sol, marcas de ropa, productos golosos instagrameables, maquillaje o productos de alimentación son algunos ejemplos. 

Tienen crecimientos exponenciales, empiezan a abrir puntos de venta, tienen mucha difusión en prensa, todo el mundo postea sobre ello en redes sociales y parece que si no tienes esa marca, estás fuera. 

¿Qué pasa con estas marcas al cabo de dos o tres años?

Que ese crecimiento no se sostiene. Ya no tiene gracia volver a usarlo, empieza a estar muy visto, la calidad no es como parecía o la experiencia está quemada. Casi con la misma velocidad que se expanden, decrecen e incluso desaparecen. Fueron, pero ya no son.

Soy la marca que piensa en el forever

Una marca tiene que pensar en que va a existir para siempre, tiene que pensar en el forever. En este contexto, el objetivo principal de una marca debe ser prevalecer en el tiempo. El enfoque cortoplacista puede funcionar para arrancar e incluso para impulsar cierto crecimiento de reputación y negocio, pero a partir de ahí, hay que tener un plan de largo plazo para seguir.

Ahí es donde muchas marcas fallaron.

Les vino el crecimiento antes que la visión de largo plazo y tuvieron que dar marcha atrás.

Tener este pensamiento de “forever” cambia completamente el enfoque de relación con el consumidor a todos los niveles operativos. Se producen cambios muy relevantes en la forma de pensar de la marca. Ya no se piensa solo en el siguiente post de Instagram o en la siguiente campaña de lanzamiento de producto.

Son muchos los factores que influyen entre las personas y en la forma en la que viven sus vidas, influyendo en lo que pensamos, en cómo interactuamos y en cómo nos sentimos con el mundo que nos rodea. Algunos datos recurrentes de diferentes estudios:

  • El 81% de las personas dice que confiar en la marca es un factor clave para la compra.
  • El 64% de las personas piensa que las compañías cumplen un rol fundamental en la sociedad.
  • El 53% de las personas ve la necesidad de que las compañías se involucren en proyectos sociales.
  • El 56% de las personas piensa que las compañías tienen un gap entre lo que dicen y cómo actúan.
  • El 37% de las personas en todo el mundo piensa que muchas empresas están priorizando mayores ganancias sobre una mejor experiencia del cliente.

*Fuente: Informe Edelman y Accenture Trends.

Una marca que prevalece se interesa por el consumidor con su contexto. Explora, entiende todos los elementos alrededor de su negocio para ofrecer propuestas conectadas con las diferentes capas que afectan a la vida del consumidor. Entiende la interrelación que existe entre esas capas.

Puede que el producto o el servicio siga siendo el mismo y no haya grandes cambios, pero la relación es completamente diferente. No están solo cuando venden.

Se convierten en marcas que nos acompañan en nuestras vidas, de las cuales a veces consumimos sus productos y cuando no, las seguimos teniendo en mente porque siguen haciendo propuestas que nos gusta seguir. Están en nuestras vidas.

Con un enfoque “forever” la comunicación es relevante porque tiene contexto. La atención a los clientes es relevante porque se cuida cada detalle. No es una venta, no es una transacción puntual, es un acompañamiento.

La percepción de valor de tu producto o servicio trasciende al propio producto o servicio. De estas también existen muchas. Solo hay que pensar en productos icónicos o atemporales y marcas que fueron moda hace años, dejaron de serlo y ahora vuelven a estar ahí. Marcas como Carhartt, Patagonia, Nivea, Casio, Mini…

Estas marcas innovan, impulsan el consumo y desarrollo económico, crean autoridad y corriente de opinión, hacen avanzar la cultura y comparten información de utilidad.

 
 
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