Ernest normaliza el emprendimiento publicitario y repasa sus primeros 180 días

  • Hablamos con sus fundadores y socios, Pablo Alzugaray, Abelardo Bethencourt y Nacho Guilló
  • “Vuelves a vivir cada pequeño logro, cada cosa buena que pasa, como una gran victoria”

Emprender es una carrera de fondo en la que se disfruta más del camino que de la meta y en la sociedad del éxito desmedido, como espectadores obnubilados por las rondas de inversión billonarias, se agradece un pequeño guiño a la normalidad. Para montar una agencia de publicidad la experiencia y currículum de sus fundadores es un activo, pero el factor tiempo tiene su propia manera de hacerse notar.

Ernest, la agencia fundada el pasado noviembre por Abelardo Betancourt, Nacho Guilló y Pablo Alzugaray, ha querido hacer un repaso de sus seis primeros meses de vida y para ello han presentado un vídeo en clave de humor en el que aparecen diferentes miembros de su equipo -ya son más de 30 personas- y en el que describen lo que no les ha pasado en estos primeros 180 días.

Por el momento, confirman que no llevan la cuenta de ningún coche ni de ninguna marca de cerveza

Comentan que no les ha llamado “ni Google, ni Apple, ni Nike”. Tampoco pueden presumir de estar haciendo la próxima campaña de Uber para la Super Bowl y aseguran que en estos 180 días no han “abierto oficina en Ámsterdam” ni “creado ningún ecosistema”.

Por el momento, confirman que no llevan la cuenta de ningún coche, de ninguna empresa de telecomunicaciones, ni de ninguna marca de cerveza, aunque no se cierran a hacerlo próximamente.
Aprovechan el vídeo para aclarar el motivo por el que no tienen una web chula llena de casos; sencillamente porque no tienen suficientes casos.

En la pieza aparece Andreu Buenafuente y se hacen un auto-guiño a la presencia del expresidente del gobierno, Mariano Rajoy, en su fiesta de inauguración.

Hay una frase que nos ha llamado especialmente la atención. La voz en off comenta que no han encontrado “el sistema para que los imanes de bienvenida queden alineados”. Y es que en la entrada de su oficina, una casa independiente en el madrileño distrito de Chamartín, han insertado una placa de metal en una pared y, como si de una nevera se tratara, colocan letras imantadas para componer frases que reciban a sus invitados. Sin embargo, la rugosidad e irregularidad de la pared y la lucha de polos entre imanes les está dificultando la línea base de su texto. 
¿¡Acaso importa!?

Mensaje de bienvenida a Reason Why en una de las paredes de la entrada de Ernest.

Probablemente ahí reside el auténtico significado de la palabra emprender. 
Emprender es pensar cómo tener un detalle con los invitados que transmita marca, provoque cierto efecto wow y motive de manera orgánica la difusión en redes de una foto. Pero emprender también es atender a detalles que, una vez encumbrados en el éxito, podrían pasar desapercibidos; disfrutar de la experiencia de hacerlo con tus manos y las de tus compañeros; y lidiar con los imprevistos y relativizar para continuar el camino.

La experiencia de los primeros meses

Y en este contexto, como habrás podido intuir por la imagen anterior, desde Reason.Why hemos querido hablar con ellos. En el año de nuestro décimo aniversario, nos parece interesante intercambiar opiniones con jóvenes emprendedores ;-)

Además de la experiencia emprendedora, aprovechamos la ocasión para preguntarles por algunos de los conceptos que en su momento plantearon como elementos de personalidad de la agencia, como a ruptura de la dupla mediante la integración de perfiles no publicitarios en los equipos de trabajo, y qué sensaciones han tenido en los primeros meses de funcionamiento de la compañía.

Entre sus clientes se encuentran Abanca, Ecovidrio, el grupo Paraguas y la Universidad de Alcalá

Como anticipábamos al comienzo de este artículo, son más de 30 personas en el equipo; concretamente, y a día de hoy, aparecen 34 rostros en su dossier de empresa.

Y presumen de trabajar ya con el grupo de restauración Paraguas y varias de sus marcas (Aarde, Amazónico, La Destilería, Ten con Ten y The Jungle Jazz Club), Abanca, la Universidad de Alcalá, CeJuego y Ecovidrio. Además de estar desarrollando trabajos para dos startups como son Closer y Prioritas. Una parte relevante de la oferta de la compañía es la comunicación política y, en ese sentido, están trabajando en campañas de cara a los próximos procesos electorales, aunque ha declinado dar más detalles sobre ello.

"Vuelves  a vivir cada pequeño logro, cada cosa buena que pasa, como una  gran victoria”, así habla Abelardo Bethencourt, Director General de la agencia, cuando evoca las sensaciones, que aún están vigentes, de estos primeros meses de vida de la agencia. “En una empresa más grande o con más trayectoria son cosas en las que uno no se detiene tanto, se disfrutan, pero parecen más normales. Ahora todo se vive con mucha emoción y eso es bonito”.  

Nacho Guilló, Director Creativo General, apunta que el alto nivel de actividad en que ha visto inmersa a la compañía desde que empezó a operar no ha dejado mucho margen a “la reflexión o la valoración consciente del hecho de que estás poniendo en marcha una nueva empresa”,  aunque señala que en situaciones como esta, y cuando ya se ha emprendido varias veces, “recuperas la esencia de lo bonito del hacer”

“Hace un rato estábamos viendo una primera versión del vídeo que hemos hecho para celebrar estos primeros seis meses y me resultaba emocionante”, dice por su parte Pablo Alzugaray, Presidente de la compañía.“El factor ‘hacer algo de la nada' es muy fuerte y probablemente porque tengo más años, soy muy consciente de lo que significa. Hace menos de un año que yo me marché de Shackleton y me doy muy bien cuenta de lo que supone que hayamos creado esta agencia, es muy emocionante y en ese sentido me sirve mucho lo que dice la gente que no está en esta mesa. Aquí trabajan personas que no tienen nada que ver con Shackleton y nosotros somos como unos viejitos que contamos batallitas. Para muchas personas esta es su agencia, no se remiten a nada anterior”. 

“Y luego hay una cuestión que me parece bonita”, añade, “que es la de hacer cosas por primera vez con 54 años. Me parece un lujo asiático y eso me está sucediendo. Seguramente podría haberme pasado igual en Accenture, pero el caso es que aquí casi todo lo estamos haciendo por primera vez. No tengo la sensación de repetición”.

La poca nostalgia y la energía de lo nuevo

RW.  ¿Cómo se transmite esa sensación de novedad al mercado? Está claro que lo nuevo atrae, y Ernest es una agencia nueva, pero al mismo tiempo una parte importante de su equipo procede de otra compañía y eso puede atenuar el atractivo de la novedad o influir de algún otro modo.

Pablo Alzugaray. A mí todos los clientes de la agencia me hacen mucha ilusión, lógicamente, pero esa ilusión es especial en el caso de los clientes que son Ernest ciento por ciento. Me encanta llevar Abanca [un cliente que tuvo su cuenta en Shackleton] y es una cosa muy importante para esta agencia llevar esa cuenta, por muchísimas razones. Pero me encanta también cuando vamos a hablar con gente a la que tenemos que explicar quiénes somos. Los publicitarios tenemos este síndrome de que nos creemos el ombligo del mundo, de que todo el mundo sabe quién eres y lo que has hecho, pero eso no pasa ni en el 10% de los casos. Entre nuestros clientes hay algunos que, como Abanca, Closer o Ecovidrio, sí nos conocen de antes, pero otros no son en absoluto conscientes de nuestras trayectorias o de lo que era Shackleton. Hay una buena mezcla en ese sentido y, por otra parte, yo creo que la vida continúa y que no hay que tener una especial, digamos, nostalgia. 

Pablo Alzugaray: “Esta es una profesión, y eso me parece maravilloso, en la que no que eres más que lo que estás haciendo en este momento”

Además, elegid el cliente que queráis: Aarde, Abanca, Amazónico o CeJuego por hablar de los primeros cuatro; si lo que estamos presentando en este momento para este problema que tienen no es lo que el cliente entiende que tiene que ser, es que les importa tres pepinos quiénes éramos o quiénes somos. Esta es una profesión, y eso me parece maravilloso, que es absolutamente renovable, en el sentido de que no que eres más que lo que estás haciendo en este momento. Aunque hay que reconocer que existe la energía de lo nuevo, que es absolutamente emocional e irracional, simplemente sucede. Influye en que hay gente que nos llama porque somos nuevos y también le pasa a los equipos.

RW.  Sienten que hay una reputación por crear…

Nacho Guilló. Sí, y eso es muy retador. Cada oportunidad que nos llega, y hablo ahora del departamento creativo, el planteamiento es que hay que hacerlo perfecto. 

RW. Precisamente desde el punto de vista creativo, uno de los retos que se planteó Ernest al iniciar su actividad fue el de romper la dupla creativa clásica mediante la incorporación a los proyectos de profesionales ajenos al sector publicitario que pudieran aportar enfoques diversos al trabajo. ¿Hasta qué punto se ha conseguido en estos primeros meses?

Nacho Guilló. Lo estamos intentado. Por ejemplo, para un proyecto de Ecovidrio hemos contado con una artesana del vidrio, que se llama Sara Sorribes, como parte del equipo a la hora de pensar qué tipo de creatividad o de idea podemos desarrollar y su aportación está suponiendo un gran estímulo y una novedad para el equipo que trabaja en el proyecto. Lo esencial es que esa persona participe desde el comienzo, no es el proveedor que llega al final. Otro casos han sido un trabajo para la Universidad de Alcalá de Henares que estaba dirigido a los alumnos para el que contamos con el representante de los alumnos en el consejo de la universidad, o la participación de Javier Muelas, que es especialista en lo que se llama premium hospitality, en el trabajo que estamos haciendo para Amazónico. Es una visión del trabajo creativo un poco más abierta de la que hemos tenido en otros momentos, y creo que para los pocos que somos tiene mérito ponerla en práctica, porque eso es más fácil cuando en una agencia trabajan cien personas que cuando trabajan treinta.

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RW. Como no es el primer principio y ya habéis empezado otras cosas, ¿sentís que habéis aprendido del pasado y no habéis cometido según qué errores?

P. A.  Sí, uno aprende. Estoy seguro de que hay cosas que hice bien y ahora hago mal, pero estoy igualmente seguro de que hay cosas que antes pude hacer peor y ahora las estoy haciendo mejor. Por ejemplo: a mí me parece que cuando empezamos Shackleton teníamos una exagerada manía con nuestra propia imagen de marca: aparecer mucho, estar muy presentes... y esta vez nos lo hemos tomado con mucha más tranquilidad, no hemos contado mucho en estos primeros meses, y estamos contentos de haberlo hecho así. Otra cosa que también hemos hecho, no sé si mejor, pero sí distinto, es ser más pragmáticos, menos intransigentes con los principios. Yo estoy muy contento de deciros que en Prioritas somos socios y no vamos a cobrar de una manera no tradicional. Hemos intentado que eso pasara con otros clientes y ha resultado muy complicado, por lo que hemos acordado un método de compensación más habitual. Es decir, hemos intentado no ser rehenes de nuestro discurso. Es verdad que tenemos una visión, pero por encima de eso está el entendimiento.

RW. ¿Habéis perdido concursos?

P. A. Uno, aunque sabíamos que no lo íbamos a ganar porque en la primera reunión ya no encajaron las cosas. También hemos ganado varios y estamos inmersos en otros. Estamos más tranquilos que nunca en el sentido de disfrutar el proceso, de no sentir que estamos en una carrera. Lo más importante es estar contentos, y tener una buena situación económica es importante. Para mí no es lo mismo tener dos clientes que seis o veinticuatro, pero no por el dinero en el sentido más prosaico de la palabra, sino porque es la constatación de que las cosas van bien o no. Una empresa va bien si es sostenible, si crece, si tiene éxito desde el punto de vista del rendimiento, y eso a mí me da paz.  

Pablo Alzugaray: “Estamos tranquilos en el sentido de disfrutar el proceso, de no sentir que estamos en una carrera”

Por otra parte, en relación con los clientes Abelardo siempre ha dicho una cosa, y con esto no pretendemos ser ni snobs ni, digamos, egoístas: se trata de que nos tenemos que entender, en el sentido de que ellos y nosotros busquemos lo mismo. Es una cuestión de tono, de forma. Nos habéis preguntado cuántos concursos no hemos ganado, pero no cuántos clientes hemos rechazado. Y no es que hayamos rechazado dos docenas, pero hemos decidido no ir a varios Porque la fundación de Ernest tiene mucho que ver con una manera de entender esto. Y esa manera no es la única ni es la mejor, pero es la nuestra. Nosotros, y el cliente, tenemos que compartir esa manera de verlas. Nos entendemos muy bien con la gente del grupo Paraguas, por ejemplo, porque el tipo de trabajo que ellos esperan es el que nosotros hacemos. Valoramos lo soft, y si tú eres un amante de lo hard, ese entendimiento va a ser más difícil. Si un cliente lo que quiere es que esto sea, y quiero que se me entienda bien, “una fábrica de piezas digitales de performance a granel”, no es a nosotros a quien tiene que buscar. Nosotros somos una agencia creativa y lo que queremos es generar experiencias en el formato que sea, hacer cosas que nos parezca bien hacer.  

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