Coronafakes

  • El coronavirus es un microbio con menos fuerza que la gripe común
  • Distintos actores han ido tomando decisiones contradictorias, alarmantes, ineficaces e innecesarias
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Tres meses después de su descubrimiento en una remota región de China, el coronavirus, un microbio con menos fuerza que la gripe común, hace estragos en una desnortada civilización que no sabe cómo parar la hemorragia de sus propias inseguridades. Ha sido suficiente el contagio de un porcentaje minúsculo de personas por este poco simpático virus COVID-19 para que se desate el pánico mundial y para que por primera vez en mucho tiempo comprobemos que nadie pone cordura en la información que se lanza a los ciudadanos cuando el fenómeno en que se desarrolla el foco es el de la globalización.

"Ha habido una ineficiente explicación sobre el peligro real del coronavirus"

La Organización Mundial de la Salud ha dicho hace pocos días que no se debía alertar a la población, y acto seguido ha hablado del riesgo inminente de pandemia, un término que pocos saben explicar pero que es demoledor cuando pasa de boca en boca. La desinformación no ha venido de las autoridades en forma de hechos falsos ni de fakes news, sino precisamente de todo lo contrario: de una ineficiente explicación del peligro real que esta enfermedad tiene. Eso, unido a la carrera de los gobiernos por ser los más pulcros a la hora de aparentar una defensa a ultranza de la salud pública, ha derivado en la confusión general que hoy tenemos.

Es una cuestión pura de comunicación de crisis que se nos ha ido de las manos

Una cuestión de pura comunicación de crisis, que se nos ha ido de las manos con tantos actores distintos tomando decisiones contradictorias, alarmantes, ineficaces, innecesarias. El efecto del aislamiento de cincuenta mil personas en varios pueblos del norte de Italia, utilizando a los Carabinieri y al ejército, no puede ser de tranquilidad en el resto de Europa, en el resto del mundo. El efecto de meter a mil turistas en sus habitaciones de hotel porque ha habido casos positivos entre sus clientes solo contribuye a magnificar un problema sanitario y a transmitir todo lo contrario a lo que debería buscarse, que es el mensaje de tranquilidad y control de la situación.

Mientras redacto estas líneas, la televisión informa con grandes titulares y el rótulo gigantesco “ULTIMA HORA” que hay un segundo caso confirmado en Madrid. Por goteo, van llegando nuevos infectados. Dos más en Barcelona. A las pocas horas, un caso más en Tenerife o Castellón.

"La ceremonia del absurdo se mezcla con el derecho a la información"

La ceremonia del absurdo se mezcla con el derecho a la información. En un crucero son aisladas miles de personas hoy, y mañana se les abren las puertas porque fue todo una falsa alarma. El agua mineral y los alimentos básicos desaparecen de las regiones italianas donde se han cerrado las carreteras para que nadie entre ni salga. No son fake news, son noticias reales. Parecería que hablamos de una guerra bacteriológica o del virus letal que va a aniquilar a una parte de la Humanidad. Y la bola va haciéndose cada día más grande. Un pequeño virus con escasísima incidencia en números reales pone en jaque a los humanos, o mejor dicho, al sistema que los humanos han creado.

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