Emprender no tiene edad

La innovación no entiende de edades. Los perfiles senior se abren paso en el ámbito de la empresa, decididos a tirar por tierra la definición de emprendimiento instaurada por los jóvenes programadores y las start-ups más recientes.

Y esa dedicación máxima es la que ha caracterizado el trabajo de Pearl Malkin, una anciana que con 89 años se subió al carro del crowdfunding para iniciar Happy Canes.

Su propósito: crear una nueva línea de bastones adornados con motivos florales. Una excusa que mantuvo activa a Malkin y con la que, como según ella dijo, quería “hacer feliz a la gente, contagiarles algo de alegría y quizás comprar un par de zapatos nuevos”.

Así lo hizo saber la californiana Grandma Pearl, como se le conoce familiarmente, en 2013 cuando presentó los bastones que su nieto le animó a confeccionar y con los que demostró que emprender no tiene edad.

Y es que nadie dijo que Silicon Valley fuese lugar para viejos. Y si no, que se lo pregunten a Barbara Beskind, la nonagenaria que se ha hecho un hueco en Palo Alto de la mano de IDEO.

Cautivada por la diversidad que imperaba en la consultora, Beskind decidió enviar su currículum haciendo caso omiso a la competitividad que suele regir en estos procesos de selección. Tras varias entrevistas, esta terapeuta cumplió su sueño.

Desde los diez años quería ser inventora, recuerda. “Y me costó 80 años conseguirlo”. Ocho décadas que han llevado a Beskind a convertirse en asesora de la firma de diseño y en una pieza fundamental de su equipo.

Precisamente ese espíritu de superación entre los mayores es el que quiere alimentar Xeniors, una red uruguaya que ayuda a las personas mayores de 50 a poner en práctica todos sus conocimientos y traducir ese bagaje en emprendimiento.

Una máxima que ha inspirado el nacimiento de Green Buddha, una firma de ropa fundada por Jeanne Dowell y su hija en la que ambas han volcado su experiencia en la práctica del yoga para la creación de esta nueva línea de ropa y complementos.

Dowell, que ejerció como instructora durante más de 40 años, decidió con 80 transmitir a este proyecto la gratitud que encontró en el yoga para que cualquiera pudiera experimentarla.

Un servicio que también quiso prestar Lisa Gable cuando a la edad de 70 años decidió fundar L.G. Accesories. Bajo esta marca, Gable ha comercializado un novedoso tipo de sujetador que hace que los tirantes no caigan por debajo del hombro, como sucede habitualmente.

Su Strap-Mate fue sólo el inicio de una línea de lencería más extensa que hoy incluye bolsas para lavar este tipo de prendas delicadas y un amplio surtido de productos para mujeres.

Aunque los hombres también se han hecho un hueco en el emprendimiento más tardío. Un claro ejemplo: Arthur Koff. Harto de su jubilación, Koff creó en 2003 Retired Brains, una plataforma para que las personas retiradas pudieran seguir en activo y mantenerse ocupadas.

Más de diez años después, su iniciativa sigue en activo y desde Retired Brains presta servicio a decenas de jubilados en Estados Unidos que, como él, reniegan de estar parados y optan por participar de su bolsa de trabajo.

Beskind, Dowell, Malkin, Gable y Koff. Todos ellos pueden presumir de haberse convertido en un referente. Un ejemplo de cómo la vieja escuela es capaz de actualizarse y plantar cara a los nuevos tiempos a base de esfuerzo y experiencia.

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