Adiós, Michelin

François Michelin, el nieto del fundador de la marca de neumáticos, ha fallecido a los 88 años según han informado fuentes de la compañía.

El penúltimo gran patrón de la familia Michelin, y representante del empresariado francés, dirigió la empresa entre los años 1955 y 1999 para posteriormente pasarle el testigo a su hijo Edouard. Siete años más tarde de ese relevo generacional, Edouard falleció en un accidente en el mar frente a las costas bretonas y el cargo pasó a manos de Michel Rollier.

Nacido en Clermont-Ferrand el 15 de junio de 1926, François Michelin tuvo que ser educado por sus abuelos debido al temprano fallecimiento de sus padres. Pero no sería hasta 1951 cuando comenzara sus andaduras por la empresa familiar. En ella, iniciando su recorrido de forma anónima, pasó por varios puestos para llegar a convertirse en 1955 en co-gerente de la compañía junto a Robert Puisex, yerno del fundador de la compañía.

Tras cuatro años en la empresa, pasó a convertirse en patrón único. Puesto en el que desarrolló uno de sus grandes logros: el neumático radial, que le permitió convertirse en referente del sector a escala global.

Al final de su carrera François Michelin compartió la gerencia de la empresa con su primo François Rollier.

Despedidas a François Michelin

La compañía, a través de un comunicado, ha querido homenajear a su antiguo director alabándole como un “visionario y un humanista” que “encarnó los valores que fundamentan la empresa”.  Y es que según han afirmado, durante los 47 años que estuvo al frente de Michelin, la empresa vivió “un desarrollo sin precedentes, impulsado por su pasión por la innovación y su exigencia de rigor al servicio de calidad”.

Personalidades como Jean-Dominique Senard, actual presidente de la compañía, y Manuel Valls, primer ministro francés, también han querido despedirse del empresario que había llevado “altos los valores de la industria francesa en el mundo”, según ha publicado Valls en su cuenta de Twitter.

Senard, por su parte, ha querido hacer hincapié en el respeto que transmitió el fallecido a través de “sus valores, sus convicciones y su visión”.

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