Según un estudio realizado por GlobalWebIndex, y publicado por WARC, el consumo no volverá a unos parámetros normales hasta que se frene el brote de coronavirus. La encuesta, llevada a cabo a principios de abril en 17 mercados internacionales, demuestra que el 44% de los consumidores han decidido retrasar las compras hasta que el brote haya terminado en su país o en todo el mundo.

Esto quiere decir que, prácticamente, los consumidores tienen el doble de probabilidades de retrasar las compras hasta que el nuevo brote de coronavirus (COVID-19) haya terminado por completo. Aunque un 22% de los encuestados creen que volverán a reactivar sus compras pendientes cuando el brote comience a disminuir.

Por países, los filipinos son los que piensan más a largo plazo, con más de 3/5 de la población (62%) esperando hasta que el brote termine por completo para reactivar sus compras. La cifra también supera la media en un gigante como India (58%), o en países como Italia (50%) y Sudáfrica (50%).

En otra dinámica se encuentran los consumidores alemanes: solo un 27% planean esperar hasta que termine el brote para realizar sus compras pendientes. También se aprecia un índice relativamente más bajo en Japón (28%) y Estados Unidos (32%), pese a ser uno de los países más duramente golpeados por el virus.

El estudio destaca que los consumidores son más conscientes de la situación nacional que la mundial. Más de un 40% de los que esperan a la erradicación parcial o total del virus se fijan en el contexto de su país: que disminuya el brote (16%) y que termine (27%). Un porcentaje más alto que los equivalentes globales, con un 6% esperando a que disminuya en todo el mundo y un 17% a que termine de manera absoluta.

¿Qué se espera comprar?

Las vacaciones son el gasto más esperado para hacer una vez que vuelva la normalidad (43% de todos los consumidores), así como los vuelos (28%). También destaca la intención de comprar ropa (27%), o de volver a disfrutar de espectáculos de ocio como el teatro (22%) y adquirir artículos de lujo (21%).

Aunque las marcas pueden estar viendo una caída en la demanda en este momento, es vital que no cierren las líneas de comunicación. Los estudios coinciden en que ayudar a abordar la crisis mejora la imagen y la confianza de los consumidores.

Desde WARC también recalcan la importancia de que las marcas trabajen con agilidad para asegurar la venta de sus productos, ya que la palpable recesión económica puede detener el impulso de los consumidores.