Así es Eco-Flo, un test Covid biodegradable, reciclable y fácil de usar

  • Es un proyecto de Morrama, estudio británico de diseño industrial y de producto
  • Se fabrica con pulpa de papel y tiene como objetivo reducir el consumo de plástico
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Los kits para la realización de tests de detección de Covid-19 se han convertido en productos de uso habitual para buena parte de la población mundial y es previsible que lo sigan siendo mientras la pandemia siga generando variantes y sea preciso hacerse pruebas para detectar su eventual presencia en el organismo.

Al estar fabricados con plástico, los tests habituales producen un gran impacto medioambiental

Un problema colateral de este uso masivo de tests es que, al estar fabricados con plástico, producen un gran impacto ambiental. 
En un intento por reducirlo, y también para conseguir un test más fácil de usar, el estudio de diseño británico Morrama ha creado Eco-Flo, un sistema de detección del virus fabricado con material biodegradable y reciclable, Asimismo, se ha pretendido que sea más fácil de usar y más accesible, en ese sentido, a personas con discapacidades.

“El plástico ha estado muy presente en todo lo relacionado con la pandemia: mascarillas, tests y botellas de gel hidroalcohólico”, ha dicho en declaraciones a Design Week Jo Barnard, Fundadora y Directora Creativa de Morrama. “Con nuevas variantes de la enfermedad desarrollándose continuamente, los tests han sido y seguirán siendo una parte muy importante de la convivencia con el Covid-19”.

Diecinueve piscinas llenas de plástico

Los sistemas que se vienen usando hasta ahora están fabricados con plástico y cada uno, de acuerdo con los datos que publica Morrama en su página web, supone 10 gramos de material arrojado a la basura. Solo en Estados Unidos, informa la compañía, se han realizado desde que se inició la pandemia más de 835 millones de tests, y el material de los llevados a cabo en el Reino Unido llenaría 19 piscinas olímpicas. 

Eco-Flo tiene la estructura de  una pequeña carpeta de dos hojas fabricada con pulpa de papel reciclable que se presenta en una bolsa sellada elaborada con plástico biodegradable. 
La carpeta permite realizar el test de saliva en su interior y ofrece los resultados en la parte posterior mediante dos casillas que se autorrellenan, y no con el sistema de líneas C y T habitual en otro tipo de pruebas de antígenos.
El hecho de que el test se pueda realizar con saliva y no la varilla que se introduce en la nariz -que, según la información que publica Morrama, es con diferencia el sistema más común en Reino Unido- hace que realizar el test sea más sencillo, lo que resulta muy adecuado en el caso de los niños o de personas que tengan algún tipo de discapacidad o problema de movilidad.

Los responsables del estudio señalan que el test podría estar listo para su fabricación en el plazo de cuatro a seis semanas y que se podría ponerse a disposición de la gente tanto a través del National Health System (la sanidad pública británica) como de la venta en farmacias

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“Los tests que se han usado hasta ahora fueron una reacción a la amenaza de la pandemia y se pusieron muy rápido a disposición de la gente para posibilitar la realización de tests domésticos” señala Andy Trewin Hutt, Director Asociado de Morrama. “El resultado fue que no se tuvieron apenas en cuenta ni la facilidad de uso ni el impacto ambiental en los procesos de producción y distribución. Ahora tenemos una oportunidad de corregir esos errores". 

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