En un contexto de madurez digital y presión competitiva, las empresas buscan formas de expandir sus ingresos sin comprometer su estructura ni distraer el foco de su propuesta de valor principal. Frente a este reto, los modelos de afiliación y reselling emergen como mecanismos de intermediación que permiten capitalizar la confianza, la red de contactos o la autoridad sectorial, convirtiéndolos en negocio.
Ambos modelos comparten una lógica común: capturar valor facilitando la conexión entre oferta y demanda. Pero difieren en el nivel de implicación. En la afiliación, el afiliado actúa como prescriptor y recibe una comisión por cada conversión generada, mientras que la empresa proveedora asume la ejecución del servicio. En el reselling, además de esa recomendación, el intermediario asume el control comercial y de marca, operando como proveedor visible ante el cliente final.
Esta arquitectura permite a agencias, consultoras, profesionales del marketing digital y actores de nicho ampliar su portfolio de servicios sin necesidad de invertir en infraestructura, personal técnico o desarrollo de producto. Un modelo que, gestionado con estrategia, puede traducirse en ingresos estables, fidelización a largo plazo y una mejora en el posicionamiento competitivo.
Afiliación: un mercado en crecimiento constante
El marketing de afiliación "es, probablemente, una de las estrategias más longevas dentro del marketing digital", apunta Soraya García Merino, Directora General de Tradedoubler en Iberia, Latam y Turquía. Nacido en los años noventa, ha evolucionado desde una táctica de conversión puntual a establecerse como "un must have dentro de la planificación estratégica de cualquier marca con presencia transaccional online".
La trazabilidad, unida a tecnologías avanzadas de atribución, convierte al marketing de afiliación en un canal maduro
El valor del canal, explica, reside en su capacidad para cubrir todo el funnel de conversión, desde el branding hasta la venta, integrando una red diversa de afiliados que abarca desde medios e influencers hasta plataformas de cupones, cashback, retargeting o app marketing. "Se trata de un modelo basado en resultados, en el que el anunciante paga solo cuando se produce una acción concreta", añade. Esa trazabilidad, unida a tecnologías avanzadas de atribución, convierte al marketing de afiliación en un canal maduro y con potencial de crecimiento.
Los datos avalan la solidez del modelo. Según cifras recogidas por OptinMonster, más del 80% de los anunciantes a nivel global declaran utilizar programas de afiliación, aunque el grado de adopción varía según sector y mercado. El volumen de negocio asociado supera los 18.500 millones de dólares y proyecta alcanzar los 31.700 millones en los próximos cinco años.
El auge de este enfoque responde a múltiples factores: una economía cada vez más basada en el performance, la aparición de herramientas de gestión automatizada, la posibilidad de escalar sin aumentar los costes fijos y, sobre todo, la capacidad de llegar a microsegmentos a través de voces con autoridad dentro de comunidades específicas. En lugar de competir en CPC o CPM, el anunciante paga por resultados, mientras el afiliado monetiza su posicionamiento, sin asumir riesgos logísticos ni financieros.
En sectores como el alojamiento web, la ciberseguridad, el software como servicio (SaaS) o la formación online, el modelo de afiliación se ha consolidado como un canal de captación relevante. Y en este entorno, el papel del intermediario ha evolucionado: ya no se limita a colocar enlaces, sino que construye propuestas editoriales, comparativas, demostraciones, contenidos de utilidad y experiencias de cliente que aportan contexto y generan conversión de forma sostenida.
El salto al reselling: más control, margen y compromiso
Para muchas empresas, el paso lógico tras validar la afiliación es explorar el modelo de reselling. Aquí la relación con el cliente final ya no se limita a una referencia, sino que se convierte en una experiencia completa bajo marca propia. El proveedor mayorista sigue aportando la infraestructura, el soporte técnico o el servicio de fondo, pero la empresa intermediaria controla el pricing, la atención comercial, la experiencia de marca y, en muchos casos, la facturación.
Este enfoque permite estructurar paquetes de servicios, adaptar el posicionamiento a segmentos específicos y, así, construir relaciones de largo plazo. Además, el margen potencial es superior, y se genera una dinámica de ingresos recurrentes mucho más predecible. Servicios como el hosting, los dominios, las licencias de software o las herramientas de productividad encajan especialmente bien en este modelo.
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Un ejemplo ilustrativo lo ofrece Dinahosting, proveedor independiente con sede en España, que mantiene desde hace más de una década un programa de resellers pensado para acompañar a profesionales y empresas que buscan ofrecer servicios de hosting y dominios con su propia marca. Según explica María Xosé Saborido, Responsable del Área de Atención al Cliente, “el programa de resellers de Dinahosting nació con un propósito muy claro: acompañar a profesionales y empresas que querían ofrecer servicios de hosting y dominios de calidad, pero con su propia marca y modelo de negocio”.
La evolución ha sido constante desde su lanzamiento. “Hemos pasado de un modelo básico de reventa a ofrecer un ecosistema completo, con herramientas avanzadas de personalización, APIs, marca blanca y una estructura escalable por categorías”, señala Saborido. Actualmente, este canal representa una parte significativa de su negocio, con un crecimiento del 12% en los últimos cinco años.
Un modelo que crea valor en toda la cadena
Desde su posición como multinacional tecnológica, Tradedoubler también aporta una visión sobre cómo la infraestructura tecnológica ha sido decisiva para escalar este modelo. "Sin una infraestructura tecnológica sólida, sería imposible conectar de forma eficiente a los anunciantes con los afiliados y garantizar un tracking fiable y transparente", afirma García Merino. La compañía opera con una plataforma propia que centraliza estadísticas, tráfico, ROI, comisiones y facturación; emplea análisis avanzado de datos con herramientas como Power BI; y ha integrado automatización operativa, control de fraude y tecnologías de IA como CoPilot o ChatGPT para optimizar procesos. "En definitiva, la tecnología no solo sostiene el marketing de afiliación: lo impulsa. Es lo que permite escalar, automatizar y mantener un modelo rentable, medible y en constante evolución", resume.
El reselling permite a ampliar el catálogo con servicios que el cliente ya espera de su interlocutor de confianza
En la práctica, el reselling permite a una agencia de diseño, una consultora de marketing o un proveedor de soluciones digitales ampliar su catálogo con servicios que el cliente ya espera de su interlocutor de confianza. A la vez, evita que ese cliente busque soluciones por su cuenta, expuesto a ofertas desalineadas o a proveedores con políticas comerciales agresivas.
Desde el punto de vista del cliente final, la ventaja está en la integración: un único interlocutor, una marca con la que ya tiene relación y un soporte coherente. Para la empresa que hace reselling, la ventaja está en el margen, la fidelización, el control y la posibilidad de crear bundles o servicios combinados que refuercen su propuesta.
Pero para que ese modelo funcione, no basta con una política comercial agresiva o descuentos atractivos. “Más allá de los descuentos por volumen, creemos que el éxito de un modelo de reselling pasa por tres factores clave: confianza, autonomía y soporte”, resume Saborido. Confianza, en tanto que el profesional necesita una infraestructura sólida, segura y transparente sobre la que construir su propuesta de valor. Autonomía, porque el reseller debe tener libertad para definir su modelo comercial. Y soporte, porque “detrás de cada proyecto hay personas que necesitan respuestas rápidas y acompañamiento real”.
Perfiles y enfoque estratégico
El modelo de reselling no está restringido a un único perfil profesional. En Dinahosting, según explica María Xosé Saborido, “el perfil de reseller es muy diverso, y eso precisamente es uno de los puntos fuertes del programa”.
Entre quienes más partido sacan destacan, por un lado, agencias de marketing, comunicación y diseño web, que integran el alojamiento y los dominios dentro de su oferta de servicios para controlar toda la cadena. Por otro, empresas tecnológicas y proveedores IT, que amplían su catálogo integrando hosting con soluciones SaaS, mantenimiento o desarrollos a medida.
“El éxito pasa por convertir la reventa en una extensión natural de su propuesta de valor”, afirma Saborido. Y añade: “Los resellers más consolidados aprovechan al máximo las herramientas de personalización como la marca blanca, el idioma, las comunicaciones y paneles adaptados, para reforzar su identidad y su relación con el cliente final”.
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Más que una vía para diversificar ingresos, el modelo de reselling se revela como una estrategia para construir relaciones más sólidas y duraderas entre profesionales, clientes y proveedor tecnológico.
En este sentido, García Merino apunta que "el éxito de un programa de afiliación va mucho más allá de establecer una comisión competitiva". Entre las buenas prácticas observadas, destaca el manejo realista de expectativas, la actualización constante de creatividades y sistemas de medición, y la colaboración activa entre afiliado, anunciante y red. "Todos jugamos un papel complementario dentro de una misma estrategia. Cuando existe esa colaboración, los resultados llegan de forma natural" y el modelo de reselling se revela como una estrategia para construir relaciones más sólidas y duraderas entre profesionales, clientes y proveedor tecnológico.
Métricas, retos y oportunidades
El éxito de un modelo de afiliación o reselling no se mide solo por el volumen de ventas, sino por la calidad del ingreso. La tasa de renovación, el valor medio por cliente, el margen neto y el coste de adquisición de cliente (CAC) son indicadores esenciales para valorar si el modelo está bien estructurado.
Un buen programa debería permitir gestionar decenas o cientos de clientes sin que el coste operativo crezca de forma proporcional
También lo es el nivel de automatización y escalabilidad: un buen programa debería permitir gestionar decenas o cientos de clientes sin que el coste operativo crezca de forma proporcional. Aquí entran en juego aspectos como el panel multiusuario, las renovaciones automáticas, las herramientas de reporting o las integraciones con sistemas de facturación.
Entre los retos, destaca la necesidad de gestionar bien la relación con el cliente final. En el modelo reseller, la marca visible es la del intermediario. Si algo falla, el impacto reputacional afecta directamente a quien revende. Por eso, es clave que el proveedor actúe como socio fiable y que el intermediario establezca protocolos de atención y seguimiento de calidad. Desde Dinahosting, insisten en que el reto más complejo no es tanto técnico como relacional: “El reseller que funciona es el que construye servicios de verdad, no el que busca rentabilidad rápida”, subraya María Xosé Saborido.
En cuanto a oportunidades, el auge de la economía digital, la fragmentación del mercado y la creciente demanda de servicios integrados hacen que el potencial de este modelo siga en expansión. Desde soluciones de infraestructura hasta software, formación, herramientas de productividad o suscripciones digitales, el abanico de servicios susceptibles de ser intermedidados no deja de crecer.
Para las empresas que buscan nuevas líneas de ingreso sin ampliar plantilla ni asumir riesgos operativos, la afiliación y el reselling bien gestionados ofrecen una vía de diversificación realista y alineada con las capacidades que ya tienen. Y para los proveedores que entienden el valor del canal, construir programas pensados para aportar valor a sus partners es, además de una estrategia comercial, una apuesta por el crecimiento compartido.