Babaria ha lanzado una campaña bajo el concepto de Air d’Oignon, un falso perfume de cebolla que, lejos de comercializarse, actúa como vehículo creativo para reposicionar uno de los productos de la marca: el champú de cebolla. A través de una estética inspirada en la alta perfumería, códigos aspiracionales y un storytelling cuidado, la marca aborda de forma directa el mayor freno que ha acompañado a este producto desde su lanzamiento: la creencia generalizada de que huele mal.
La acción ha sido desarrollada junto a las agencias Maart (creativa) y Crush (digital), y se ha desplegado en soportes de exterior, redes sociales e iniciativas con influencers. El centro de la campaña es un frasco de perfume estilizado con el nombre Air d’Oignon, acompañado de mensajes como “huele tan bien que podría ser un perfume”. Así, el frasco se ha utilizado como prueba tangible para derribar el prejuicio olfativo que pesa sobre su composición.
“Muchas personas descartan el producto sin haberlo probado, únicamente por su nombre. Pero quienes lo testan descubren que no huele a cebolla en absoluto”, explica Silvia Muñoz, Directora de Marketing en Babaria. “Si el mayor freno está en el olor, la solución era ponerlo en el centro de la campaña. Y hacerlo de forma elegante, como si fuese una fragancia de lujo”, añade.
Así, la marca reformula una objeción comercial como argumento diferencial a través del uso de un humor discreto, permitiendo que la propuesta conecte con audiencias digitales sin banalizar el producto. La acción se ha llevado a cabo con motivo de la ampliación de su línea capilar con cebolla, que incorpora nuevas variantes anticaspa y repair, alineadas con la tendencia de consumo hacia ingredientes naturales y funcionales.
En paralelo, la propuesta ha generado un efecto viral en Instagram apoyado por influencers de perfumes y más de 20 usuarios creadores de contenido que han reaccionado a la ola inicial de intriga y conversación. Todos ellos actualizarán sus publicaciones desvelando que Air d’Oignon no es un nuevo perfume, sino una declaración olfativa de Babaria para romper con los clichés que rodean a su champú.
“Nuestra idea era encontrar una manera directa y elegante de romper el mayor prejuicio sobre este producto, y si el freno estaba en el olor, la solución era ponerlo frente a sus narices, literalmente”, añade Silvia Muñoz.