Madrid quiere que los ciudadanos se desplacen en drones de aquí a 10 años

  • El Ayuntamiento ha presentado el Libro Blanco de la Movilidad Aérea Urbana, con una hoja de ruta ambiciosa
  • Incluye vertipuertos, aeronaves eléctricas y corredores aéreos seguros para transformar el transporte en la capital
un dron de pasajeros aterrizando en la ciudad

El “cielo de Madrid” dejará pronto de ser solo un recurso poético. El Ayuntamiento ha presentado esta semana el Libro Blanco de la Movilidad Aérea Urbana, una herramienta que busca situar a la capital española como referente europeo en la integración del transporte aéreo urbano. El objetivo, según el alcalde José Luis Martínez-Almeida, es claro: “Queremos que en una década los madrileños puedan desplazarse por la ciudad en naves no tripuladas”.

La medida forma parte de la ambiciosa transformación de la movilidad contemplada en la estrategia Madrid 360 y ha sido anunciada durante el I Foro de Movilidad Aérea Urbana celebrado en el Palacio de Cibeles, donde se han reunido representantes institucionales, expertos y empresas del sector. Allí, Almeida ha calificado el libro como un “hito fundamental” y ha adelantado que Madrid contará con una normativa propia sobre movilidad aérea antes de 2028.

Tres fases para conquistar la tercera dimensión urbana

El documento establece una hoja de ruta dividida en tres etapas: entre 2026 y 2028 se crearán las primeras estructuras de gobernanza, se actualizarán los procedimientos para la ocupación del espacio aéreo por parte de drones y se pondrán en marcha proyectos piloto bajo entornos de prueba controlados. También se prevé la creación de vertipuertos, aeropuertos específicos para drones situados en tejados u otros puntos estratégicos de la ciudad.

Se lanzarán campañas para favorecer la aceptación social del nuevo modelo de transporte

Durante esta fase inicial se consolidará la Unidad de Apoyo Aéreo de la Policía Municipal, se establecerán criterios ambientales y de seguridad urbana y se lanzarán campañas para favorecer la aceptación social del nuevo modelo de transporte. Como ha señalado el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, “lo primero es establecer una normativa para que este sistema funcione con seguridad”.

Entre 2029 y 2031, el foco se trasladará a la consolidación operativa. Será el momento de desplegar U-space, una arquitectura de sistemas y procedimientos que permitirá gestionar, de forma segura y eficiente, el acceso al espacio aéreo por parte de drones o aeronaves autónomas. También se desarrollarán las primeras infraestructuras tecnológicas de apoyo, como redes de comunicación especializadas, estaciones meteorológicas o plataformas digitales de tramitación.

Y a partir de 2032, Madrid se prepara para la madurez del ecosistema aéreo: se integrarán los eVTOL (aeronaves de despegue y aterrizaje vertical eléctricas, ya tripuladas), se crearán corredores aéreos seguros y se ampliarán las infraestructuras estratégicas para conectar esta nueva dimensión con el resto del sistema de movilidad de la ciudad.

“Madrid está en condiciones de liderar esta revolución por tres razones: su ecosistema institucional, sus potentes infraestructuras y la fortaleza de su sector aeroespacial”, ha subrayado Carabante. Una visión que pone al cielo de la capital como la próxima frontera de la innovación urbana.

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La redacción del Libro Blanco ha sido posible gracias al trabajo de la Comisión de Movilidad Aérea Urbana, creada en 2023 y compuesta por cerca de 80 miembros de todos los niveles de la Administración, además de universidades, centros tecnológicos, empresas y profesionales del sector. Sus seis grupos especializados en normativa, operaciones, seguridad, infraestructura, medio ambiente y ciudadanía, han cristalizado en una propuesta integral que sienta las bases para una movilidad inteligente.

Los usos que ya se están explorando en la ciudad -como el traslado de medicamentos entre centros de salud, la gestión de emergencias o la distribución de mercancías- anticipan un futuro cercano en el que los drones sean parte estructural de la vida urbana. El nuevo código de circulación del aire establecerá parámetros como alturas máximas, velocidades permitidas o corredores seguros. Y, aunque suene futurista, el alcalde ha recordado que hace solo dos décadas tampoco imaginábamos pagar el autobús con el móvil o reservar una bici eléctrica desde el sofá.

En palabras del propio Almeida, “el futuro de la movilidad se juega también en el cielo”. Y el reto ya no es tecnológico, porque los vehículos autónomos aéreos existen-, sino regulatorio, urbano y cultural.


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