Una manera de “viciarse” a las marcas

Todos estamos de acuerdo con que uno de los objetivos del marketing es implicar al público y la mejor manera de hacerlo verdaderamente efectivo es conseguir que los propios clientes busquen implicarse. ¡Hablamos de advergaming!

El ‘advergaming’, para los más despistados, es una de las vías a las que están tendiendo las marcas con el objetivo de fidelizar a los clientes. No es para nada actual, aunque es cierto que en los últimos años es cuando más caña se le ha dado al tema. La idea es sencilla: crear un juego que entretenga al usuario pero que, a la vez, esté directamente relacionado con la marca. En resumen, hacer del producto un pasatiempo. 

 

Si hablamos de juegos sencillos y para pasar el rato es imposible no mencionar el famosísimo Farmville, el fenómeno de Facebook a través del cual se demostró que con mecánicas sencillas, repetitivas y poco originales, millones de personas podían estar enganchadas a su ordenador durante horas. ¿Y si aplicamos esto a las marcas?

 

PayPal, entre otras empresas, han visto multiplicarse sus beneficios gracias a que los usuarios se gastaban el dinero en ‘animales nuevos’, en ‘una granja más grande’, o en ‘ese tractor tan bonito’ para nuestra granja. Si nos gastamos el dinero en cosas virtuales y completamente externas a nuestra vida real, lo haremos mucho más si se trata de cosas reales, ¿no?

 

Desde las empresas más antiguas a las más actuales, muchas han utilizado ya la técnica del advergaming para enganchar a la gente a sus marcas. Twitter, sin ir más lejos, propuso este divertido juego para que nos soltásemos con lo de los 140 caracteres, con la colaboración de Scrabble. 



Twitter-Scrabble



Muchas empresas ya están utilizando los ‘minijuegos‘ para generar engagement con los usuarios. Y a ellos les gusta. Cualquier cosa que vaya más allá del cartel, banner o publicidad convencional gusta, ya que al invitar al usuario a interactuar estamos suprimiendo toda la carga negativa de la publicidad. ¡Ya no es intrusiva!

 

Y no os creáis que solo las empresas relacionadas de alguna manera con la tecnología pueden exprimir esta vía publicitaria. Magnum consiguió que muchos usuarios no solo jugasen a su juego, sino que repitiesen la partida una y otra vez para tener mejores puntuaciones. Y todo mientras se les iba grabando en la cabeza el logo, que aparece por todos lados... y bien grande. 

 

Un trabajo impresionante. 


minijuego Magnum


Otro ejemplo, este muy reciente, es el de la marca Perrier. No necesita introducción: simplemente os avisamos de que estáis invitados a una fiesta muy especial. A ver qué os parece. 



Juego Perrier



Los smartphones son la plataforma ideal para explotar esto de la gamificación o advergaming, porque la gente suele dedicarle tiempo a los juegos en sus ratos muertos. No es muy probable que alguien llegue a casa y se ponga a jugar a un juego solo porque se lo sugiramos. Esa es su zona de confort. Pero en el Metro, por ejemplo, sí. Lo malo es que ofrece unas posibilidades algo más limitadas...

 

El abanico de posibilidades dentro del juego es amplísimo. Podemos premiar a los usuarios por que hagan ‘like’ en la página de Facebook de la marca, por ejemplo. A cambio podemos ofrecerles alguna recompensa virtual, que para el anunciante no supondrá a penas gasto alguno. Y esta es solo una de las muchas opciones que ofrece esta modalidad de publicidad. 

 

La página web de Lego, por ejemplo, es un juego en si. Aloja más de 50 juegos distintos y para todas las edades. Muy recomendable. 



Juegos Lego



Cada vez está más claro que el ‘advergaming’ funciona. En el pasado año las cifras de inversión publicitaria vinculada a videojuegos llegaron a los 823 millones de dólares, casi nada...

 

Eso sí, todas las empresas que quieran crear un ‘advergame’ deberán tener claro que su producto cumple los siguientes factores: interactividad, libertad de movimiento, conectividad, diversión y acertar con el género al que pertenecerá el juego. Con esto probablemente enganchen a los usuarios, que es el objetivo final. 

 

También podemos poner algún ejemplo de ‘anti-advergame’, como este de McDonald’s. No se entiende, no es divertido y ni siquiera es bonito. Es mejor no hacer algo que hacerlo a lo cutre. Si no es fácil de entender, no le hace ningún bien a la marca. Vedlo vosotros mismos:



Juego McDonalds



Aunque también se le pueden dar otros usos, más originales. Durante la primera campaña del ahora presidente de los Estados Unidos Barak Obama, se produjo el lanzamiento de un nuevo título de la saga Burnout. Y en el podíamos encontrar una foto del futuro presidente, bien grande. Esto es hacer campaña con estilo. Aunque podríamos decir que se trata de más bien publicidad in-game (la que aparece dentro del propio juego a modo de product placement).



Publicidad Burnout



También nos gustó mucho la idea de Audi que, alejándose de lo virtual, montó un verdadero Scalextric con sus coches y que la gente podía controlar vía iPad. ¿A quién no le gusta el Scalextric?





Y el premio a la más original va para Hitcents, por su súper juego ‘Draw a Stickman’.



Draw a Stickman

 


Y tú, ¿juegas con las marcas? 


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