“Igual nos hemos flipado un poco con la revolución digital”.- Fernando de la Rosa, Fundador de Foxize

  • El empresario expuso en redes sociales por qué considera que “la revolución digital no ha sido como esperamos”
  • “Compramos un relato que no era nuestro. Porque nos interesaba. Porque nos creímos más listos que el resto"
Ilustración de un muñeco entre globos

¿Han sido las últimas tres décadas realmente transformadoras? ¿Han conseguido verdaderamente Google, Apple, Amazon o Tesla cambiar sectores como el financiero, el automovilístico o el retail? ¿Ha sido la prometedora revolución digital una cuestión sobredimensionada?

Esas son algunas de las preguntas que ha planteado recientemente, a sí mismo y al público en general, Fernando de la Rosa, Co-Founder y Director de Desarrollo de Negocio en Foxize School, una empresa especializada en soluciones de educación y formación. Y ha respondido con la siguiente afirmación: "Igual nos flipamos un poco con la revolución digital". 

A través de un hilo en X -antes Twitter- compartió su visión del mercado empresarial actual, con la que muchos han comulgado con su análisis y agradecido su sinceridad y con la que otros se han mostrado en desacuerdo, señalando que el progreso digital sí ha transformado los negocios y la manera de hacer las cosas. De la Rosa considera que, a día de hoy, ningún unicornio ha cambiado ninguna industria. “Ninguna startup se ha cargado ningún banco. Tampoco Google o Apple. Los bancos ganan más pasta que nunca”, aseguró.

Según expuso, la digitalización ha desembocado en gigantes digitales que aprovechan ventajas fiscales y que están sobre financiados. “Apple paga menos impuestos en España que mi empresa. Porque puede. Es legal, pero no es ético. Lo mismo Google o Meta”. Criticó, así, que estas grandes compañías tecnológicas jueguen con otras reglas y puedan crecer sin límites sin miedo a las consecuencias. Señala también que cuando “alguien les incomoda” lo bloquean, lo copian o, directamente, lo compran. 

Comentó también, en el marco de una revolución digital sobredimensionada, la apuesta desmedida por start-ups que, en muchos casos, se han construido sobre modas pasajeras. “El crecimiento de las startups de los últimos años ha sido financiado gracias a tipos de interés negativos. El sistema financiero te pagaba por pedir dinero. Si encima alguna inversión funcionaba, ya es un negocio redondo”; expresó en la red social. 

Señaló, a este respecto, que el mercado financiero ha invertido en proyectos llamativos, dedicando más atención a aquellos que llegaban los primeros a un territorio que despuntaba en el momento. “Se han invertido cantidades enormes, en enormes chorradas, en manos de tremendos flipados”, comentó De la Rosa.

Opinó que el mercado se ha dejado llevar por modas a la hora de invertir en proyectos empresariales

Así, apuntó que el mercado se ha dejado llevar por modas, primero se obsesionó con el mobile, luego con la economía colaborativa, después con el metaverso y los SAAS (software as a service) y ahora la inteligencia artificial. Sin embargo, según su punto de vista, el primero en sumarse a dichas corrientes puede “forrarse”, mientras que el último puede “perderlo todo”. 

Si llegas el último de la cadena. Te enganchas y lo pierdes todo. Este es el juego. Estas son las reglas. 'A ver cómo salimos de esta' deben de pensar muchos. ‘¿Por qué nos metimos en esto?'. Y la realidad es que nadie sabe nada. Pero hay algunos que se han forrado", comentó, aludiendo que a muchos emprendedores han vendido sus empresas por estar en el momento y el sitio adecuado, independientemente de que sus proyectos fueran rentables. 

Por otro lado, comentó que existe un “universo de start-ups zombies”, refiriéndose a aquellas empresas que “están muertas, pero que hacen ver que no lo están” y que se mantienen gracias a subvenciones, conferencias y condiciones precarias de sus equipos. “Les invitan a eventos, a hackatones corporativos y algún podcast. Lo que nadie sabe es que el fundador hace 3 meses que no cobra y que todo dependerá si les cae otro ENISA. Total, como no hay que devolverlo...”. 

Esto, tal y como indicó, se debe en muchos casos a que no siempre la tecnología permite hacer realidad las ideas o las soluciones pensadas. “Hay empresas que igual les hubiera ido mejor no gastando nada en la transformación digital. Sí, dejar pasar, y estar centrado en lo tuyo. Pero saber aguantar el FOMO es muy complicado en tiempos de sobresaturación informativa”. 

Muestra de esa revolución digital que Fernando de la Rosa no ha sido tal menciona que ningún CEO ha sido previamente Director de Transformación Digital, sino que proceden de áreas financieras, y que los que han ejercido como responsables de los procesos de transformación han quedado relegados a los departamentos de marketing o digital. “Eso sí las 38 iniciativas de la transformación digital están en cola porque los de IT no están alineados con el negocio”, comentó. “Priorizan parchear el SAP y el Sales force de turno. Lo peor es que ellos sabían que esto iba a pasar. Pero nadie les hizo ni caso. No eran digitales”.

A consecuencia de todo ello Fernando de la Rosa cuestionó también cuándo se da por terminada la transformación digital, para concluir que, en muchos casos, se trata de “un proceso sin fin”, “un agujero negro” del que se “sabe cuando entras, pero no cuando acaba ni donde vas”. Es por ello que, retomando su exposición inicial, sostiene que la revolución digital es una narrativa que se ha construido por encima de las posibilidades de muchos. 

Compramos un relato que no era nuestro. Lo leímos en el Wired. En Business 2.0. Y lo compramos. Porque nos interesaba. Porque nos creímos más listos que el resto. Porque cuando hablas de lo que nadie comprende, generas atención y la atención se puede convertir en euros. Fuimos apóstoles de la creencia digital y construimos fieles. Muchos. Les ayudamos a comprender, en digital”, señaló.

De ese contraste entre el relato y la realidad, una que apoya en su propia experiencia emprendedora, De la Rosa concluye que “la revolución digital no ha sido como esperamos” y que “por ahora no ha sido para tanto”. 
Y terminó el texto diciendo: “Necesitaba escribir esto y sacarlo de mi cabeza”.

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